Anoche volví a comprobarlo, corriendo no se puede llorar. Ya sea por alegría, tristeza o rabia...ni una lágrima.
La primera vez que me ocurrió fue al cruzar la meta de mi primer gran reto, la MM de Madrid 2015. Nada, ni una lágrima, a pesar de la emoción.
Ni siquiera cuando conseguí bajar de la hora en 10K, algo que para tortugas como yo puede ser una espinita clavada durante años. Nada.
Pero tampoco cuando algún entrenamiento no va como debería, y la cabeza empieza a hacer de las suyas.
Eso fue lo que ocurrió anoche, después de aplazar la tirada larga del domingo por la lluvia y el viento. Mirar el Garmin y que te diga que vas casi a 7', ver que es imposible seguir los ritmos del planning de entrenamiento, que van a salir los 16K mas lentos de la historia del running, que tus pulmones no quieren y pensar que estoy decepcionando a mi entrenadora y a mi misma.
Eso fue lo que ocurrió anoche, después de aplazar la tirada larga del domingo por la lluvia y el viento. Mirar el Garmin y que te diga que vas casi a 7', ver que es imposible seguir los ritmos del planning de entrenamiento, que van a salir los 16K mas lentos de la historia del running, que tus pulmones no quieren y pensar que estoy decepcionando a mi entrenadora y a mi misma.
Me acuerdo de los excesos navideños, del constipado y el sóleo que me tuvieron 20 días sin entrenar. Y empiezo a fijarme en las molestias, el periostio izquierdo, el piramidal derecho, ahora me empiezan a molestar las rodillas. El viento que no da tregua, el único gel que me quedaba es del sabor que menos me gusta, todo se alía en mi contra, piensa mi cerebro.
Parece imposible que estuviera entrenando a 6'15'' y corriendo por debajo de 6' hace poco. Me acuerdo de la serie de 1000 que hice junto a mi entrenadora, Tamara Sanfabio, en 5' y el recuerdo está tan lejos que mi cabeza casi ha olvidado que eso pasó. He olvidado creer en mi, en que una tortuga se puede volver una speedy tortuga, con constancia, un poco de sacrificio y un buen entrenador.
Y la rabia se empieza a apoderar de mi cabeza por todos esos pensamientos acumulados. Pero nada, ni una lágrima.
Y sigo luchando, porque de eso también va el running, contra mi cabeza, contra las ganas de parar y abandonar. Porque anoche fue uno de esos días en que terminar es ya todo un triunfo.
Recordé las ganas de abandonar de los primeros días cuando empecé a correr y que gracias a no hacerlo he conseguido superar retos y conocer a gente maravillosa.
Empezaron a pasar personas por mi mente, Tamara, Manolo y el resto de compañeros de entrenamiento de Corre con nosotros, que siempre tienen unas palabras de ánimo. Los amigos del C.A. Mejorada, mi chico que me espera preocupado en casa, mi socio de carreras, Paco, las palabras de @contadordekms "hay que correr por los que no pueden" y muchos mas, entre todos me han empujado 16K.
Vosotros sois mejor que cualquier red bull...gracias por darme alas!
Todos tenemos un mal día. Todos. Terminar la tirada y no abandonar es el mejor entreno de maratón que conozco. Te acordarás de este día...créeme. Y recuerda que "la preparación perfecta SON LOS PADRES". No existe. Siempre pasan cosas. Como te adaptas a ellas TAMBIÉN ES MARATÓN. Abrazo y a seguir.
ResponderEliminarMuchas gracias, poco a poco voy volviendo. Nos olvidamos de que la cabeza también se entrena, así que estoy en ello ;)
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