martes, 2 de mayo de 2017

Los nervios premaratón: Crónica de la Maratón de Madrid (Cap. I)

Escribir la crónica de un maratón no es complicado, lo complicado es conseguir que alguien se la lea entera. Y es que los runners a veces nos ponemos en plan intenso y no hay quien nos soporte 😅. Por eso he decidido escribir la crónica de la maratón de Madrid por capítulos y aquí va el primero. Os voy a hacer un spoiler no llego ni a ponerme en la línea de salida.

Tapering

La semana de la maratón es el famoso tapering, se bajan los kilómetros y la calidad de los entrenamientos. 
Mi tapering consistía en 6x1000m el martes, 45' el miércoles, otros 45' el jueves y el sábado 20' de activar piernas + técnica + unas rectas. Pero el sábado no entrené, no porque no me apeteciera salir ni nada por el estilo, me puse mala. Desde que me levanté con dolor de cabeza, nauseas,punzadas en el estómago...apenas comí ni bebí durante todo el día. Estaba muy preocupada por como iba a afectar eso a la carrera y por como me iba a despertar la mañana del domingo. No sé si se debió a la dieta de esos días, los nervios o a qué. 


Los días previos había realizado descarga de hidratos, pero no lunes, martes y miércoles como el año anterior. Tuve que empezar con la carga el miércoles porque esa tarde iba a tener una prueba de esfuerzo y no quería fastidiarla por ir baja de energía. 
Para los que os estéis preguntando que es eso de la descarga y carga de carbohidratos, en grandes rasgos consiste en no comer nada de carbohidratos ni azúcares (pan, pasta, arroz, patata, cereales...) para que el cuerpo vaya agotando las reservas de glucógeno. De esta forma cuando posteriormente haces la carga de hidratos se acumula mas de lo normal, por lo que hay mas glucógeno para usar durante la carrera.


La feria del corredor

Fui a la feria del corredor el viernes a la hora de comer junto con un par de compañeros de #CorrerEsDeValientes, José Antonio (@SOTUCA) y Raúl Ordoñez (@jasp). Raúl se estrenaba en la distancia reina en Madrid (crónica de su maratón aquí) y me recordaba a mi el año pasado cuando andaba por la feria con esa mirada de todo nuevo.


Nos hicimos multitud de fotos, aprovechamos para tomar un perrito, comprar geles...se nos pasó el tiempo volando. Raro fue que no me encontré con nadie conocido, pero a cambio me hicieron una entrevista para la web de la maratón. Espero que no salga en ningún lado porque me puse muy moñas y acabé soltando la lágrima recordando lo vivido el año pasado.


El día antes de la maratón

Fui una novata rara. Prácticamente no estuve nerviosa hasta la tarde anterior al día M, en el que entré en una especie de crisis existencial maratoniana. ¿"Porqué me he metido en esto?", "No voy a ser capad", "Son 42K y no he hecho ni tiradas de 30"...
Creo que había estado tan preocupada, por si los problemas en la cintilla y el ligamento externo de la rodilla volvían, que cuando la tarde antes fui consciente de que me iba a poner en esa línea de salida entré en pánico. Todas esas dudas y nervios de las que todos hablaban las semanas previas se me juntaron en apenas unas horas, en las que encendía y apagaba el móvil porque me ponía aún mas nerviosa ver todos los mensajes en rr.ss.,  y era incapaz de concentrarme en nada.


Este año la preparación había sido muy buena, "demasiado" decía las últimas semanas y esperaba la lesión, una señal de que las cosas no podían salir tan perfectas. Estoy acostumbrada a que las cosas no vayan sobre ruedas, a tener que pelearlas un poco mas de lo normal. Pero no pasó, solo un entrenamiento malo en un plan de meses debido al calor, firmaría porque todos los planes que haga fueran así.

A cambio si tuve esos nervios de la semana antes, quizá por la responsabilidad autoimpuesta de mejorar mi marca del año pasado en casi media hora. Y también tuve los dolores fantasma que no había sufrido en 2016. Me levantaba por las mañanas con dolor de garganta, o eso creía, y cuando no era un gemelo, era la rodilla, la cintilla, el piramidal...

No había dos horas seguidas del día en que no me molestara algo durante los diez días previos.
Pero en cambio la tarde antes no estuve tan nerviosa, no entré en modo histeria. Sabía a lo que me enfrentaba, que me había preparado mucho mejor que el año pasado y que solo algo imprevisible que surgiera en carrera me podía separar de mi meta. Para que preocuparse, si fuera así no iba a poder evitarlo. Y distraía mi cabeza viendo películas, series... y por fin dejé todo preparado para por la mañana.



Tengo que reconocer una cosa que pocos saben...el año pasado no conocía el recorrido de la maratón. Por un lado me daba miedo conocerlo y obsesionarme con sus cuestas, por otro iba a ir acompañada de Paco y él lo conocía perfectamente. Confiaba en que me sabría regular porque me conoce bien en carrera, así que me despreocupé de ese tema. 
A grandes rasgos sabía que subía Castellana, bajaba por Bravo Murillo y de ahí una laguna hasta entrar en Sol bajando la calle Preciados. No sabía como acabaríamos atravesando la Casa de Campo y por fin entrando en el Retiro.

Esa noche dormí como un bebé, al igual que un año antes. Eso de que la maratón te deja sin dormir la noche antes no va conmigo, ya lo he dicho, soy una maratoniana algo rara. 
Lo que pasó por la mañana lo dejo para el siguiente post.
Gracias por leer!
 



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