Una vez que pruebas este deporte el bichito te pica, y no hay afterbite que lo calme, necesitas correr. Y lo pasamos mal, muy mal cuando no podemos, cuando estamos en la ventana esperando que pare de llover para nuestra ración de kilómetros.
Porque lo piden nuestras piernas, porque lo pide nuestra cabeza. Porque nos subimos por las paredes y hacemos autenticas locuras por correr cuando estamos lesionados
.
Porque nos desestresa del día a día, ordenamos pensamientos, hacemos mil y un planes y luego los deshacemos, disfrutamos del paisaje o de la charla con los amigos, da igual porque somos libres. Somos nosotros y la carretera, nosotros y ese camino, y el viento, y la musica de nuestro mp3. Nosotros y nuestros pasos retumbando a horas en los que los demás, los que no corren, no salen de casa.
Porque se nos van los ojos cuando vemos a alguien correr, observamos sus zapatillas, su modo de pisar...cada uno tiene sus manías. Porque nos alegramos de cruzrnos con los mismos corredores cada mañana o cada noche, y si uno nos falta nos preguntamos que le habrá pasado.
Porque todavía te acuerdas de esa primera carrera en la que tenías miedo al ridículo, y luego comprendes lo absurdo que era preocuparse, que en una carrera nadie pierde. Porque no hay mejor droga que el subidón de adrenalina de ver la meta acercarse.
Porque necesitamos nuevos retos, porque lo necesito comienza mi cuenta atrás, lo tengo decidido voy a hacer una MM.
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