jueves, 12 de febrero de 2015

Cuando el #tractorismo running va a la ciudad acaba haciendo #turismo running

Me he mudado a la ciudad, y surgen muchos problemas al pasar de ser un miembro del #tractorismo a #runthecity a la hora de salir a correr.

1. En primer lugar echo de menos a mis compañeros de club, correr sola no es lo mismo :(
2. Correr por en medio de la calle. Si, cosas de los pueblos, juntarnos mas de 10 y correr por en medio de la carretera, hacer las rotondas como si fuesemos un vehículo y que hasta la Guardia Civíl no solo nos ceda el paso. E incluso que vengan detrás nuestra por la noche para alumbrarnos el camino por el polígono industrial.
3. Los caminos. Que el día que te apetece pasar del asfalto y perderte por los caminos, correr por la vega o entre los olivos, saltar charcos,  llenarte de barro.

Y ahora estoy en Madrid sin conocer runners que vayan a mi ritmo tortuga coja, corriendo por la acera esquivando peatones, parandome en semáforos cada 200 metros. Y pasa lo que pasa salgo a correr y no se por donde tirar, y sigo al primer runner que pasa y acabo a las 9 de la noche frente a la puerta principal del cementerio de la Almudena, y sigo un poco mas. Aparezco en Ventas, zona conocidas de mi plano mental de Madrid.



Me paro a hacer una foto y la mando por Whatsapp, sin saberlo ni buscarlo mi mapa mental había creado una ruta y aunque estaba sola corriendo quería compartir mi experiencia en tiempo real. Subida hasta la Plaza de Manuel Becerra y de ahí a Goya.


Voy corriendo por la calle Alcalá esquivando peatones, ni siquiera me había llevado música solo era yo y la las luces de la ciudad. Llego al Retiro y no me meto por dentro un poco, salgo por la puerta del retiro que da a la Puerta de Alcalá, por supuesto esto se merece una foto.


 




Bajo hacia Cibeles, pensando en lo raro que es correr por aquí, pero este no es mi destino, mi paseo turístico corriendo por Madrid tiene otro objetivo. Aunque ya está cerca.










Y llego a la esquina del edificio Metrópolis y me surge un pequeño dilema seguir por Alcalá o atravesar Gran Vía. Decido la primera opción, mi último kilómetro sería para llegar al kilómetro cero, paradojas del destino.






Y aquí estoy he llegado un poco tarde a las uvas. Si al salir me hubieran dicho que acabaría en la Puerta del Sol no me lo hubiera creido, lo tenía mas lejos en mi mapa mental. Así que termino felíz, menos cansada de lo que espera, con los sóleos algo cargados y contenta por haber pillado el abono transporte por si acaso para volver en Metro.


Gracias por leer!
Felices kilómetros :)