Faltan 30 días, eso dice hoy la página de la maratón de Madrid. En 30 días, y si todo sale según el plan, entraré en el parque del Retiro con mi socio Paco, disipando las dudas que seguro que llevaré hasta la línea de salida.
Una MM es un reto importante, pero la maratón es otra cosa. Es algo que te pide la cabeza, no se porque, en algún momento las neuronas hacen esa conexión y aparece esa necesidad. Como cuando tienes antojo de un donuts de chocolate, solo que en este caso el antojo lo arrastras durante meses, cientos de kilómetros y miles de dudas hasta que llega el día que por fin es tuyo. Sabes que lo saborearás y será tan dulce que habrá merecido la pena el esfuerzo y la espera.
Llevo con antojo desde el mismo momento que el año pasado veía pasar a los futuros maratonianos bajo la lluvia, en ese momento se hizo la magia. Cuando apenas un mes antes, después de correr mi primera MM, me había dicho que no correría nunca un maratón.
La mente es así, no puedes luchar contra ella, así que decidí luchar contra mis piernas para que hicieran realidad el sueño. Y aquí seguimos, a 30 días, metiendo en la mochila kilómetros que ayuden a sacar las dudas...comienza la cuenta atrás.
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