miércoles, 29 de noviembre de 2017

Trofeo José Cano 2017


El trofeo José Cano es una de las carreras con mas solera de Madrid. Es conocida también como "Carrera de Canillejas", aunque en realidad discurre por los distritos de San Blas y Canillejas. Es tan mítica que no solo es la tercera vez consecutiva que la corría, fue mi primera carrera. Eso fue hace mucho tiempo,a finales de los 80, cuando correr con ropa de algodón no estaba mal visto.

Canillejas es de esas carreras en las que se respira ambiente de "corredor". Donde la gente va a hacer marca en 10K, muchos con vista a la San Silvestre Vallecana.
Entrada y meta en diferente lugar y un recorrido que no deja indiferente. No porque sea el mas bonito de Madrid, mas bien porque esta carrera "llana" y con reputación de rápida sorprende por sus cuestas a su paso por el Parque Paraíso.



Era el tercer año que la corría, y esperaba otro año mas hacer MMP en sus calles. Nada mas lejos de la realidad. Canillejas me abofeteo desde prácticamente la salida, en esa subida tendida de la Avenida Guadalajara. Sabía que iba a sufrir.

El día no había empezado bien, el año pasado me dejé el dorsal en casa y me tocó volver a por el. Este año me preocupé en que no se me olvidara el dorsal, salí con el puesto de casa...pero me dejé el chip! Acostumbrada a los chips que vienen en el dorsal hasta que no estuve en la salida no me percaté. Menos mal que fui con tiempo suficiente para volver a por el. Me acordé de Jorge que me hizo de liebre el año anterior, ¡las risas que se hubiera echado si ve mi despiste!



De nuevo en la salida, me voy encontrando con amigos, hago fotos y voy haciendo pequeñas tomas para el vídeo que luego subiría a rr.ss. Esta vez Jorge no estaría para gritarme, pero otro drinkingrunner, Quique, me hizo de liebre para intentar el reto del sub55'.

Se suponía que debería ser fácil. Solo tenía que bajar 32" mi MMP, estoy mas fuerte, soy mas rápida que hace un año, contaba con el efecto dorsal y la sobrecompensación tras la maratón de NY (para esa crónica habrá que esperar un poco). Pero me lo debía de creer y eso no ocurrió.
Llevaba unos días en el que me habían llegado muchos comentarios sobre que era muy lenta. Y les hice caso, en vez de sacar la mala leche y demostrarles que se equivocan. Al primer kilómetro que se fue de ritmo me vine abajo y nada pudo hacer Quique por mas que lo intentó.
Y así sucedieron, uno tras otro, diez kilómetros. Fueron unos largos 56'07" de tortura física y mental.
Por la tarde tocó hacer reflexión, sacar lo positivo de todo esto, el aprendizaje. De la carrera me quedo con los amigos, con lo atento que estuvo Quique en todo momento durante la carrera, las desvirtualizaciones, con las palabras de ánimo de Pablo y Alberto. Conocer a Abi, tirando una de otra sin pretenderlo toda la carrera. Y una enseñanza, la cabeza no siempre tiene la razón, pero si se la das gana.

¡Gracias por leer! 


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