Ayer me propuse volver al buen camino, ese del que me extravío cuando el estrés sube como la espuma. Y es que en momentos en los que el animal que somos atacaría o huiría, la sociedad nos "obliga" a permanecer cerca de la fuente de nuestros "males". Además, nos martirizamos con los motivos que nos han llevado a esa situación como si preocuparse solucionara algo.
Repetir en bucle: ocuparse, no preocuparse.
Que difícil es decir "hasta aquí", que sea real y no caigamos a los dos días en los "vicios" habituales. Que fácilmente se encuentran excusas y se echan balones fuera y es que no admitir nuestra parte de responsabilidad es también parte del problema.
Lo he vuelto a hacer. Me he dejado y es culpa mía.
Hoy me he vuelto a pesar y sabía que lo que viera en la báscula no me iba a gustar. Solo he salido una vez a correr en lo que llevamos de mes y podría poner mil excusas (las fiestas, la nieve, los últimos días con migraña...) pero la verdad es que son solo eso, excusas.
Tampoco he comido bien. Hay a quien el estrés le quita el apetito pero a mi me hace comer mucha cantidad y no precisamente de verduras. Y la situación en el trabajo no ha estado muy bien, de hecho hoy vuelvo a pertenecer al selecto club del ERTE, aunque en este caso parcial.
Es la pescadilla que se muerde la cola, comer mal, no hacer ejercicio, sentirse mal, comer mal, no hacer ejercicio, sentirse mal, aunque no siempre en ese orden. Cada vez mas abajo, cada vez mas negro y cada día que pasa cuesta mas salir. Me pregunto si voy a ser capaz pero aquí estoy de nuevo agarrándome al bote salvavidas y esperando que acabe la tormenta.
Hoy me subí a la báscula después de unos meses y no me sorprendió lo que vi porque lo de autoengañarme nunca ha ido conmigo. Pero no me preocupo, me ocupo. Ayer, después de mucho tiempo, volví a planear el menú semanal. Comer bien, sentirme bien y entrenar, ese es el circulo vicioso al que espero volver una vez más.
¡Gracias por leer!
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